Tras
el anuncio en diferentes medios de comunicación de que el gobierno
de coalición en minoría de El Campello había entregado a los
diferentes grupos políticos municipales una propuesta de presupuesto
para el ejercicio 2018, me planteo algunas cuestiones previas, sin
conocer los pormenores del documento presupuestario.
En
primer lugar, y coincidiendo con otros grupos políticos, el porqué
no se han presentado unos presupuestos ni en 2016 ni en 2017,
asumiendo los aprobados y prorrogados en 2014 por el Partido Popular.
La cuestión del equilibrio de fuerzas no es, en mi opinión, un
argumento convincente, pues el mismo equilibrio es el que se da en la
actualidad. Ni la falta de personal, ni otras cuestiones burocráticas
es argumento, ni suficiente ni convincente para no haber presentado
una propuesta que, basada en los números de las sucesivas
liquidaciones, hubiese propiciado un debate político más allá de
la mera gestión.
Si
algo se presuponía en los grupos que compusieron el gobierno
municipal en 2015, era el compromiso de cambio. Pero no un cambio de
nombres y personas, sino un sustancial cambio de politicas, porque
ahí es donde radican las diferencias.
Desde
un punto de vista mínimamente análítico, la elaboración de la
principal propuesta que reúne algo más que declaraciones de
intenciones puede ser abordada desde diferentes perspectivas. Y ahí
me planteo la segunda cuestión previa: ¿Cómo se ha elaborado el
documento?, ¿partiendo de lo existente e incrementando las políticas
ya realizadas con pinceladas de mero maquillaje, desde una
perspectiva racional, analizando los problemas, recursos y el impacto
de las políticas?. ¿Hay un criterio político que sustente la
propuesta o son meras cuestiones técnicas?. Y esto lo digo porque,
uno de los anuncios se refiere a una importante inversión en
recursos tecnológicos cuando el gobierno ha sido incapaz ni siquiera
de adaptar la web municipal (estática y claramente ubicada en el
pasado 1.0 cuando ya se está en el 2.0: interactividad,
inteligencia, etc).
Otra
cuestión es el talante que, al menos discursivamente se plantea: una
rueda de contactos para "explicar y recabar apoyos".
¿Expicar?. Creo que el actual gobierno no ha analizado
convenientemente el contexto en el que se encuentra. Y éste no es
otro que una fragmentación en el que la alcaldía la ostenta la
cuarta fuerza política, por ejemplo. Así que la cuestión no es
"explicar": la cuestión es plantear propuestas e intentar
que las políticas tengan un recorrido y una estabilidad a medio
plazo, como mínimo. Y para ello, es necesario que la pluralidad
tenga expresión en el diseño de las políticas presupuestadas, pues
de lo contrario se estará incidiendo en ese mal que acusa la
democracia representativa: la imposición frente al acuerdo ( la
democracia representativa, como he dicho en alguna ocasión, si por
algo se caracteriza es por su temporalidad: los cambios de gobierno
propiciados por los procesos electorales periódicos, por lo que
lograr que las políticas tengan ese recorrido a medio plazo, lograr
el apoyo de "un voto más" es una actitud que no beneficia
a nadie, ni siquiera a los partidos políticos).
Otra
cuestión es la participación, que inevitablemente solo puede
aplicarse a determinadas partidas de inversiones. Pero, ¿se va a
"explicar" a la ciudadanía el contenido de las partidas,
porqué se opta por incrementarlas, para qué o para quién?. Si de
algo adolece nuestro sistema político es de la necesaria explicación
de las políticas; la pedagogía como elemento imprescindible de ese
otro concepto que es la legitimidad, no legal sino política.
Se
apuntan algunas propuestas genéricas, como los 250.000 euros para la
elaboración del PGOU o los 128.000 del transporte urbano. Igualmente
se hace referencia, de forma genérica a partidas como cultura (
100.000 euros más) o servicios sociales ( 177.000) sin concretar las
acciones, a la espera de una explicación más detallada.
Y
la última cuestión es con quién tiene voluntad de dialogar el
gobierno municipal. Y no es una cuestión menor, pues en el horizonte
se atisban las próximas elecciones locales. Si los antiguos socios
de investidura (EUPV) apoya las cuentas, ¿a cambio de qué, de
políticas o de gestos simbólicos?. Esta agrupación política,
después de su salida del gobierno de coalición se ha significado
por una actitud crítica y exigente, por lo que rebajar ese nivel de
exigencia por cuestiones cosméticas, no sería muy explicable.
¿Ciudadanos?. Creo que, en la misma línea, esperará
acontecimientos pues estrategicamente sería una situación óptima
que fuera el antiguo socio quien apoyase el proyecto de presupuestos,
pues de ésta forma podría seguir presentándose como la opción
incontaminada que ahora reivindica.
Seguramente
no será mi primera opinión sobre la propuesta política por
excelencia, como son los Presupuestos. Lo que considero que sería un
claro retroceso es que los argumentos fuesen meramente burocráticos
y de gestión, pues ésto sería un retroceso a la voluntad expresada
por la ciudadanía en 2015 y una prueba más de que el "arte de
ir tirando" se confirma como penoso paradigma de la política:
¿todos son iguales?.
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