La
redundancia es una repetición de significados, quizá innecesario
pues pretende expresar una idea ya expresada. En el caso de la
auditoria solicitada por Esquerra Unida al Pleno, encontramos una
redundancia de significados y significantes.
En
el texto del acuerdo entre los diferentes grupos y partidos políticos
que propició la investidura en la presente legislatura, en su punto
9 podemos leer:
"Hacer
una auditoria pública para conocer la situación real de las cuentas
del Ayuntamiento y facilitar información respecto del destino
concreto de los gastos, al igual que se conoce el origen de los
ingresos".
E
28 de enero de 2016, EUPV presenta la propuesta al Pleno municipal
por primera vez. Y lo hace tras una salida abrupta del gobierno
municipal. La coalición de izquierdas considera ( y consideraba en
el texto de la moción presentada hace un año) que es una exigencia
ética previa a la aprobación del nuevo presupuesto la fiscalización
de las facturas pagadas por el gobierno que precedió al actual. Esta
exigencia, absolutamente legítima, debe entenderse extendida
igualmente al actual gobierno, del que Esquerra Unida formó parte,
por lo que la propuesta debería, por lo tanto extenderse al año y
medio del actual gobierno, a menos que Esquerra Unida considere que
ha fiscalizado la acción económica-financiera de forma adecuada.
Dicho
lo cual, y partiendo de la legitimidad de la propuesta y la
corresponsabilidad del resto de grupos firmantes del acuerdo de
investidura, la pregunta es, ¿ será aprobada la moción?.
Las
respuestas del resto de grupos políticos fueron, de forma resumida y
sintética ,en la línea de: "ya se está realizando a través
de los mecanismos institucionales; que la auditoria paralizaría los
pagos, la necesidad de respeto y confianza en la estructura
burocrático -administrativa y la posibilidad de que la totalidad de
representantes acceda a las facturas.
Es
un hecho que la legislación vigente, contempla un compromiso con la
fiscalización y el control, clasificándola en tres mecanismos
concretos: control interno (intervención), externo (tribunal de
cuentas) y político ( pleno municipal). No obstante, y al margen de
la posible "depuración" de responsabilidades en pagos y
gastos, la nueva dinámica de exigencia social añade un aspecto
relevante: la información y la transparencia. Información en cuanto
al destino finalista de los fondos públicos, y transparencia en
cuanto al porqué y para qué o para quién. Y en esta cuestión, la
actual administración está igualmente lejana que sus predecesores,
dinámica que hipotéticamente venían a cambiar.
Al
margen del debate en si de la auditoria solicitada, existe un hecho
relevante, y este es el equilibrio político existente en la
actualidad en la corporación. Si Esquerra Unida solo cuenta con e
apoyo de Ciudadanos y la oposición del resto de grupos, difícilmente
saldrá adelante, al igual que difícilmente saldrán adelante las
cuentas municipales al existir, en principio, una exigencia previa de
uno de los grupos que escenificaron el cambio en 2015.
En
la actualidad existe un gobierno compuesto por Compromis, Grupo
Socialista, Partido de El Campello y Demócrates. Todos ellos suman 9
representantes: faltan dos para sumar el apoyo suficiente que
permita, en general, sacar adelante las propuestas de interés
colectivo. En el caso del Presupuesto, ésta exigencia no se
aplicaría al estar las cuentas municipales prorrogadas desde 2014,
algo que permitiría que, pese a la oposición del Pleno, pudieran
ser aprobadas por la Junta de Gobierno. Y éste extremo, siendo
funcional para la dinámica administrativa municipal, plantearía un
escenario poco positivo, pues significaría, en mi opinión, que las
cuentas que probablemente se aprobasen serían las únicas de la
legislatura, un hecho que empobrece la propuesta de cambio que
sustentó la investidura. No obstante, podríamos encontrarnos con
una propuesta económica radicalmente diferente a las anteriores; una
propuesta realmente de cambio, con la articulación de mecanismos
previos de participación e incluso un cambio de paradigma: unos
presupuestos sustentados en una propuesta colectiva, explicada y
susceptible de control político y social. Podríamos encontrarnos
con un presupuesto que realmente significase un cambio, con programas
de empleo, bienestar social y promoción económica basados en
conceptos como la equidad, como igualdad en la redistribución del
producto final; solidaridad como compromiso de inclusión social y
cultural etc. En éste hipotético caso, Esquerra Unida tendría que
modular su exigencia, priorizando las necesidades frente a su
legítima exigencia ética de conocer la gestión anterior.
No
obstante, considero que es necesario que la ciudadanía conozca y
tenga la información veraz necesaria sobre la gestión
presupuestaria, y en ésto coincido con la exigencia ética de
implementar una sólida política pública de información que
propiciase un mejor y mayor conocimiento y por lo tanto,
participación por parte de la ciudadanía, algo que posiblemente
permita el progresivo emponderamiento social, elemento imprescindible
en un nuevo escenario político donde ciudadanos y representantes se
sitúen definitivamente en un mismo plano.
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