Las
organizaciones sindicales, tras reunirse con el gobierno recién
elegido, han decidido que el clima es el propicio para instar a los y
las trabajadores y trabajadoras a movilizarse "masivamente",
para presionar al ejecutivo. Esta estrategia tiene, en principios dos
objetivos. Por un lado, sacar a la calle a trabajadores y
trabajadoras para exigir la recuperación de derechos y por otro,
"cohesionar" las propias organizaciones sindicales y
favorecer, por así decirlo, su visibilidad como instrumentos útiles
para luchar por los derechos sociolaborales. Desde una perspectiva
sociológica hablaríamos de objetivos manifiestos ( defensa de
derechos laborales y sociales) y latentes ( demostración de fuerza:
o simplemente, que siguen existiendo, estando ahí...).
La
historia de los sindicatos se desarrolla con la emergencia de la
revolución industrial y las nuevas relaciones de producción y
explotación que ésta propicia. Los sindicatos y asociaciones de
ayuda mutua ofrecen a una clase obrera servicios que les eran negados
por el Estado: un trabajador vivía y moría en un continuo social,
compartiendo entorno, vivencias y problemas con los de su misma
condición. Y esa especie de contrasociedad constituía la base de la
identidad de clase (lo que Marx denominaba clase para sí, algo que
muchos marxistas suelen olvidar, anteponiendo el "en si"
frente al "para si", algo sobre lo que se debería
reflexionar cuando se habla del concepto de clase). Pero el
desarrollo histórico y extensivo del Estado del bienestar propicia
la generalización de derechos sociales en un contexto de expansión
económica. El cambio de época podría resumirse con lo dicho en las
conferencias pronunciadas por T.H Marshall en Cambridge, donde el
concepto de ciudadanía desarrollado a través de derechos civiles y
políticos avanzaba hacia el reconocimiento de los derechos sociales.
Pero
el desarrollo de la sociedad post industrial y lo que algunos autores
han denominado el capitalismo tardío introdujo cambios sociológicos
trascendentales: el devenir de la sociedad, desde grupos humanos con
vínculos emocionales, económicos, etc a agregados sociales. El
capitalismo estructuró la sociedad de forma que pudiera controlarla
convenientemente en función del nuevo paradigma del beneficio
individual. Esta dinámica social, junto a la institucionalización
de las anteriormente organizaciones catalizadoras de dinámicas
colectivas, propició la perdida progresiva de espacios de influencia
de los sindicatos. Finalmente, en los últimos años, la falta de
adaptación de los sindicatos a la emergencia de nuevas formas de
organización y control social a través de la red y a las legítimas
ambiciones de mayor democracia, alejó definitivamente a los
sindicatos de sus hipotéticos representados. O por decirlo de otra
manera: el 15M y sus consecuencias no afectaron a los sindicatos, ¿o
si?.
La
crisis de representatividad sí ha afectado a las organizaciones
sindicales, pero en el espectro no ha aparecido una alternativa que
agregase a los nuevos "proletarios". La corporativización
de las organizaciones sindicales ha propiciado que, por ejemplo, se
firmen EREs y al tiempo subidas salariales en diferentes sectores,
incidiendo en la antes mencionada organización en agregados, y
alejando un concepto que únicamente se mantuvo de forma retórica en
el mundo del trabajo: la solidaridad.
Quiero
dejar claro que personalmente sigo considerando a los sindicatos de
trabajadores y trabajadoras un instrumento de lucha por la
recuperación y el mantenimiento de derechos socio económicos y
laborales, pero la concepción actual de los sindicatos como una
parte más del entramado institucional, con sus dependencias y sus
contradicciones entre su papel normativo y efectivo no les hace
recuperar el papel perdido de catalizador social que antaño
desempeñaron, siendo visto como algo ajeno por los trabajadores y
trabajadoras, algo que debería motivar una reflexión igualmente.
Ahora,
se llama a la movilización de trabajadores y trabajadoras para el
mes de diciembre. Y desde la izquierda se corre a posicionarse junto
a las organizaciones "hermanas" en la lucha por los
derechos de los y las trabajadores y trabajadoras. Y se hace porque
la imagen romántica del sindicalismo sigue impregnando el imaginario
colectivo: los sindicatos de clase siguen siendo simbólicamente unos
aliados necesarios y complemento de la lucha política. Personalmente
tengo mis dudas de que ésto siga siendo así, pese a que como decía
creo que los sindicatos siguen siendo un instrumento útil y
necesario. De ahí que me formule algunas preguntas que creo que los
sindicatos debería plantearse de una u otra manera: ¿a qué
trabajadores se llama a movilizarse, a los precarios, a los jóvenes
con una sucesión de empleos, a los parados de larga duración que se
sienten abandonados , a las mujeres explotadas. Creo que, como botón
de muestra del compromiso necesario se podría convocar huelga, por
ejemplo, en el sector público, sacando conclusiones sobre su
seguimiento antes de convocar a sectores que en la actualidad
sobreviven.
El
sindicalismo debe realizar una profunda reflexión. La sociedad
actual no es la de hace quince años, y los sindicatos no han
analizado el contexto en el que vivimos convenientemente para así
adaptar su acción a los tiempos. Siempre está bien recordar lo que
fue o fuimos, pero esto no puede ni debe condicionar nuestro análisis
ni la estrategia: seguir instalados en la retórica no es útil a los
y las trabajadores y trabajadoras.
Evidentemente
se que por plantear estas reflexiones de forma pública voy a meterme
en un jardín complicado, donde los argumentos emocionales primarán
sobre cualquier lógica contextual, por lo que seguramente los
calificativos no serán agradables. Pero ésto me es indiferente
porque, creyendo en el sindicalismo, creo igualmente que en la
actualidad se hace el juego al sistema contra el que se dice luchar,
y eso, ni las soflamas más radicales, ni las banderas pueden
taparlo.
Evidentemente
queda en el aire una pregunta: ¿y entonces, qué hacer, someterse
sin más?. Esta cuestión creo que debe ser motivo de una reflexión
posterior, aunque anticipo una primera respuesta: No.