sábado, 1 de octubre de 2016

PUNTO DE INFLEXIÓN.

En éstos momentos, en el que las opiniones se vierten en favor o en contra de las posiciones enfrentadas en la organización a nivel federal del PSOE, creo que hay que iniciar reflexiones más allá del hecho puntual, apelando fundamentalmente a la defensa legitima de las posiciones, pero desde la responsabilidad y no desde el frentismo.

No hay mejor dato, que el resultado de una crisis como la que sufrió el PSPV-PSOE en El Campello en 2011 para darse cuenta de cómo afecta a un partido político la debilidad provocada política y electoralmente por una crisis cerrada de forma dramatica y en falso. En ese momento existía un enfrentamiento entre la dirección y el grupo municipal que se "resolvió" en una Asamblea donde hubo empate matemático, finalmente "resuelto" con una decisión que rompió el empate sin contemplar acuerdo o consenso alguno. ¿Porqué saco a colación algo que ocurrió hace tiempo?. Porque considero que es un ejemplo que podría ser útil para entender, de alguna manera, lo que ocurre en el partido a nivel federal.

Viví personalmente aquel proceso y, el análisis que con el paso del tiempo hago es que, el proceso de tensión que se vivió incidió directamente, junto con otros factores, en el declive electoral del partido. Que las cosas podrían haberse hecho de otra manera, que el dialogo debería haber primado y el acuerdo debería haberse perseguido más allá de posiciones personales.

El PSOE federal vive momentos críticos, no solo para sí mismo, sino para los fines para los que existe: influir en la sociedad, transformar la realidad en busca de mayor igualdad y justicia social. si el debate continúa centrado en cuestiones internas, en equilibrios de poder, en legitimidades cuestionables y liderazgos personales, el contenido político de dichas legitimidades y liderazgos decae, convirtiéndose en una mera algarabía y un espectáculo mediático.

En mi opinión es evidente que actualmente, al igual que a lo largo de la historia del PSOE, existen diferentes visiones, posiciones e incluso perspectivas ideológicas, pero ésto no es nuevo. Lo verdaderamente novedoso es que el debate, la discusión e incluso el enfrentamiento se hace con luz, taquígrafos e incluso movilizaciones de grupos de militantes y simpatizantes mediatizados por discursos simbólicos y emotivos que convierte el conflicto en un sainete público donde los perjudicados son, no solo los militantes, sino la ciudadanía y, en mi opinión, la misma democracia. No por que un partido político esté al borde del abismo, sino porque la socialdemocracia, la izquierda moderada, no impositiva, posibilista que puede ( y lo ha hecho) aglutinar a millones de ciudadanos y ciudadanas pueden quedarse huérfanos, política y electoralmente.

La "victoria" de una u otra posición significará la perdida para ambos. Que ambos sectores sigan empeñados en imponer y no en acordar, puede abocar a la socialdemocracia a su desaparición, no solo como organización, sino como posición política.

De los lodos de la ausencia de lectura política vienen los polvos en los que nos encontramos hoy. No haber leído y reflexionado sobre las demandas ciudadanas de 2011 y su cristalización en una organización de izquierdas que hoy acosa electoralmente al PSOE, nos ha situado ante un punto de inflexión que debería ser abordado desde la sensatez y no apelando a la bisceralidad o la lucha personal. Debería haberse abordado desde la responsabilidad y no desde la "sectarización". Debería apostarse inequivocamente por la democracia, sin atajos ni modulaciones.


Una última cuestión: los grandes beneficiados son la derecha y Podemos. Unos porque si el PSOE se hunde, elimina a una organización, en mi opinión la única que podría en solitario competirle el gobierno en todos sus niveles. Los otros porque conseguirán hegemonizar el espacio electoral de la izquierda, pese a que en solitario no sea capaz, siempre en mi opinión, de aglutinar una mayoría suficiente como para competir electoralmente con la derecha. Creo que son dos cuestiones sobre las que deberíamos reflexionar con seriedad, con serenidad y con responsabilidad.  

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