jueves, 23 de junio de 2016

27J



La campaña toca a su fin. Habrá sido útil si los objetivos se han concretado en las urnas en función de las perspectivas que cada organización o candidatura tenía. Lo que sí es cierto es que no pasará a la historia aunque los resultados electorales posiblemente si. Y serán históricos, para unos en sentido positivo y para otro no tanto, aunque el balance de los resultados, sean los que sean, se podrá concretar si el objetivo de formar gobierno se consigue. Para ello, con toda probabilidad se precisará, al igual que tras el 20D, de un acuerdo entre varios e incluso diferentes actores políticos, algo que no fue posible peroo que se presenta como una urgencia a partir del día 27.

Mi intención no es analizar la campaña, ni analizar los argumentos que se han utilizado, ni si los augurios demoscópicos se han concretado. Mi intención es reflexionar sobre posibilidades que pueden darse el mismo 26 de junio una vez conocido el recuento de voluntades expresadas por la ciudadanía en las urnas.

Parece ser ( así lo indican las encuestas) que el PP será el partido más votado. Pero pese al discurso manipulador de la derecha sobre la “coherencia” o el sentido común de que sea la formación más votada la que gobierne, nuestro sistema político atribuye esta responsabilidad a quien más apoyos parlamentarios consiga reunir, algo que no parece que el actual gobierno pueda lograr a la vista, como decía, de los datos sobre intención de voto: la derecha y el centro derecha no llegarán a sumar los suficientes diputados para formar gobierno en solitario. Igualmente parece que la “gran”coalición tampoco será posible, pese al deseo de muchos ( la derecha y el centro derecha por un lado, y la izquierda alternativa como “solución” a su ambición por ocupar el espacio político socialdemócrata de forma definitiva). Seguramente, el escenario será muy parecido al que se dió tras el 20D. ¿Entonces, pasarán los meses y tendremos unas nuevas elecciones?. En mi opinión no. Y no porque sea un deseo personal, sino porque prácticamente todas las formaciones politicas llamadas a desempeñar un papel protagonista en la próxima legislatura así lo han afirmado y, sobre todo, porque creo que la sociedad, ni soportaría ni consentiría una situación como la pasada.

Pero, volviendo a “lo posible” ( que no lo deseable, al menos para mi, pero desde la certeza y la conciencia de que lo deseable deberá modularse en función de los equilibrios que las urnas decidan), ¿qué escenarios podemos encontrarnos?.

Un primer escenario ( descartado al PP y la gran coalición, en principio), podría ser el que configuran los datos de las encuestas pre electorales. Que Unidos Podemos obtenga más diputados que el PSOE. En éste caso, la decisión del PSOE estará condicionada por el debate interno que se produciría con toda seguridad. El candidato y Secretario General, tal y como lo ha manifestado, daría un paso atrás, anticipando el debate sobre la sucesión y provocando un relevo en la cabeza del grupo parlamentario. La dimisión del Secretario General propiciaría la designación de una comisión gestora y una portavocía provisional en el parlamento. Dependiendo de, si la gestora consulta a las bases o toma el camino más conservador, se podrá ver o el apoyo a la investidura de Pablo Manuel Iglesias o quizá la de Mariano Rajoy en caso de abstención ( y acuerdo de éste con Ciudadanos).

En mi opinión ( insisto, dentro de las alternativas posibles), una decisión que permitiría, en el hipotético caso de que Unidos-Podemos obtenga más diputados que el PSOE, que la socialdemocracia emprendiera el camino de la reconstrucción del proyecto, sería apoyar la investidura y dejar gobernar a Unidos-Podemos con sus aliados, quedándose los representantes socialistas en la oposición. En caso de que el PP y Ciudadanos lleguen a un acuerdo y el PSOE se abstuviese, la reconstrucción será prácticamente imposible.

En el caso contrario ( que el PSOE obtuviese mayor representación), creo que Unidos-Podemos haría exactamente lo que yo planteaba como alternativa para el PSOE: dejar gobernar a los socialistas con el acuerdo con Ciudadanos. Esto situaría a Podemos en un lugar privilegiado: el liderazgo parlamentario de la izquierda pues el desgaste de un gobierno minoritario es algo más que sabido y comprobado. Esta opción es la que, en mi opinión, debería haber adoptado Podemos, pero el ansia del “sorpasso” le impidió analizar el escenario a medio plazo. Esto, y el cálculo de que la suma del millón de votos de IU y la fagocitación de ésta organización por Podemos, le situaría en una posición privilegiada para adelantar, por fin a la socialdemocracia, objetivo que desde que Anguita hablase hace años del “sorpasso” persigue la izquierda alternativa.


De lo que si estoy convencido es que, ya sea la opción del PSOE o de Unidos-Podeos, será una legislatura corta e inestable, llena de tensiones y debates que serán una prolongación del actual debate electoral y político por ocupar espacios desplazando a otros. El tacticismo y la estrategia seguirán primando. La cuestión está en si los partidos y, principalmente su militancia, serán capaces de estar a la altura y congeniar la táctica con el interés general, algo tan mencionado como olvidado.

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