martes, 29 de abril de 2014

¿A QUIÉN REPRESENTAN?

Es una evidencia constatada la brecha que existe entre la ciudadanía y los representantes políticos en las instituciones. Y es un hecho que, pese a los discursos y gestos de esos mismos representantes, pocas o ninguna iniciativa se desarrollan para intentar, como mínimo, acortarla.

Las elecciones primarias abiertas son un paso, pero no suficiente. No basta con el argumento de que la puesta en marcha de las elecciones primarias abiertas es un "hito" en la historia de la democracia española. En coherencia con la responsabilidad que esos mismos representantes políticos asumen, el discurso tendría que resumirse en: "si, estamos intentando abrir la organización a la participación, pero además, nos comprometemos a...". La ausencia de compromisos desluce las iniciativas que, en definitiva y a falta de acompañamiento propositívo, quedan en meros discursos retóricos encuadrados en ese "juego" al que llaman político pero que en mi opinión es únicamente un juego en el "mercado" electoral.

Evidentemente, no toda la culpa la tienen los políticos. Una gran parte de la culpa la tenemos los y las ciudadanos y ciudadanas que legitimamos la ausencia de propuestas ( la lectura de los programas electorales nos puede indicar hasta que punto son inconcretos y, por consiguiente, irrealizables en su gran mayoría) dando nuestro voto a las organizaciones a las que luego criticamos agriamente como "más de lo mismo". El y la ciudadano y ciudadana no son(somos) conscientes de la relevancia de un sólo voto, que sumado a otros, pueden cambiar la realidad que sufrimos. Esto no quiere decir que el acto del voto sea el único recurso con el que cuenta la ciudadanía; las movilizaciones, protestas, recogidas de firmas, etc, son herramientas absolutamente válidas y necesarias en una sociedad que se precie de tener un atisbo de vida como tal. Pero en concreto, el voto, es el argumento al que se agarran como clavo ardiendo los que ven la única legitimación del sistema en el hecho electoral. Por lo tanto, este acto de responsabilidad ciudadana, junto al resto de herramientas de participación ( herramientas que, sin una transferencia al hecho electoral, poca repercusión tienen ante la actitud de unos representantes que se sienten imbuidos de una especie de iluminación celestio-institucional, sintiéndose diferentes y diferenciados del resto de la ciudadania) deberían suponer verdaderas armas en manos de una ciudadanía consciente y responsable ( adjetivos que tendríamos que analizar, pero desde la perspectiva de cómo y con qué objetivos se reproduce los poderes en todos los ámbitos y situaciones).

Creo que todos y todas los que tienen (tenemos) una visión más o menos crítica de la realidad, pero creemos que la forma efectiva de cambiar la realidad que sufrimos es a través de movilizaciones ciudadanas que tengan como culminación el voto responsable, debemos asumir la responsabilidad de empezar a dar pasos al frente, pese a quien pese, y enfrentarnos, de una forma pedagógica y adogmática a una sociedad que asocia, discurso político a ambiciones personales. Ese es el uno de los retos que tendríamos que asumir, pero para ello, debemos romper con una dinámica claramente endogámica, en la que nos autosatisfacemos con nuestros propios argumentos y en foros en los que nos sentimos reconfortados en el encuentro con personas que piensan y siente de forma parecida a nosotros y nosotras.

jueves, 24 de abril de 2014

RESPONSABILIDADES Y RESPONSABILIDAD



Aunque las prisas, casi siempre son malas consejeras, un sindicato informó a la prensa sobre la sentencia que ya en otro post anunciaba. Y digo que no son buenas consejeras porque se pueden cometer errores, que es precisamente lo que ha pasado: se comete un error en la cantidad.
Si bien es cierto que UGT ha sido quien finalmente decidió presentar la demanda, no es menos cierto que, si no hubiera sido por que desde la sección sindical de CCOO se informó ( tanto a UGT, como a la administración) de la errónea aplicación del RD 8/2010, la actual demanda no habría tenido el final que ha tenido. Y digo ésto, porque incluso los delegados de UGT no valoraron el error, teniendo que ser el delegado de CCOO quien informase, conjuntamente, a UGT y CCOO de los pormenores del error que ahora reconoce la Sala de lo Contencioso.

Incomprensiblemente, CCOO desechó cualquier posibilidad de presentar la demanda, al igual que ha desdeñado presentar demandas individuales sobre la parte proporcional de la paga extra, como ha desdeñado ejercer acciones legales con otras informaciones que desde la sección sindical se han remitido. Es, además de incomprensible, una falta de respeto hacia los trabajadores, al igual que lo sería ahora intentar sacar rédito sin reconocer al "otro" sus virtudes.

La cuestión es que el Ayuntamiento sigue dándole vueltas a la posibilidad de recurrir la sentencia, en un acto de abierta irresponsabilidad. Irresponsabilidad por parte del Alcalde, que de éste modo incumpliría su propia "palabra". Irresponsabilidad por parte de unos técnicos que, empecinados en tener razón, no reconocen ni reconocerán su error en un acto que debiera hacer reflexionar a la ciudadanía, pero también a los grupos de la oposición, que aprobaron sin rechistar la propuesta presentada por el gobierno municipal. Y digo sin rechistar, pues la "confianza" que los grupos políticos que la aprobaron tienen en los técnicos llega casi a una expresión de devoción, lo cual provoca algún tipo de obnubilación que les impide tener criterio propio. Y ese criterio propio se podría haber concretado haciendo una consulta a los diversos "compañeros" del mismo grupo municipal que gobiernan o tienen representación en otros innumerables Ayuntamientos de la provincia, de la Comunidad y del Estado. No fue así: simplemente aceptaron lo que el gobierno municipal les presentó, a sabiendas de que existían objeciones, pero claro: esas objeciones vienen de personas a las que, desde su atalaya, no pueden ni deben prestar atención, a riesgo de perder parte de ese "poder simbólico" del que parecen imbuidos. No podían preguntar, ni consultar, ni informarse, porque parece que parten de la premisa de la infalibilidad, pero siempre a su favor y no a favor de otros.

Una de las causas del distanciamiento de la ciudadanía ( con otra muchas, incluida la apatía propia de una sociedad sin horizonte, al habérselo "robado" el sistema a través de una hábil y ágil manipulación cultural) es la posición de prepotencia que en demasiadas ocasiones demuestran los representantes políticos. En éste caso en particular, podríamos hablar de actuación irresponsable por parte de PSPV-PSOE y BLOC al aprobar una propuesta pese a los reparos planteados y sin alegar absolutamente nada, a parte de la retórica justificativa ( en el caso del PSPV-PSOE, ni eso, pues la iniciativa venía del gobierno del Estado, dirigido por el ínclito ZP, que pasará a la historia como el que puso la primera piedra sobre la clase trabajadora, pública y privada ( reforma laboral, recortes, congelación de pensiones, subida del IVA...).

Ahora, no pueden ponerse de lado en un asunto que ha perjudicado a un amplio colectivo de trabajadores y trabajadoras "mileuristas". No pueden, porque, aunque para ellos la cantidad mensual detraída injusta y erróneamente, suponía el pago del agua o el teléfono, por ejemplo. No pueden ponerse de lado, y lo saludable, sería que públicamente reconociesen su error al aprobar de forma acrítica un acto claramente lesivo para los trabajadores. Y no solo deberían reconocerlo, sino que deberían, por responsabilidad ( y por ese pueblo al que tanto mencionan pero del que tan poco se ocupan) exigir responsabilidades al gobierno municipal, y a los técnicos que, pese a estar informados igualmente, se empeñaron en perjudicar a la clase más pobre en la organización municipal.

Y termino. Los vecinos y vecinas deberían empezar a preguntarse por las actuaciones de SU Ayuntamiento. Qué se hace, cómo se hace, a quién beneficia, a quién perjudica, y esas cosas que señalarían la salud de la administración municipal.

Seguiré opinando sobre el particular, porque parece que, unos quieren pasar página de forma silenciosa, y otros, simplemente pasar desapercibidos. Y en éste asunto, que ha costado dinero público, que ha empleado tiempo y recursos públicos, que ha perjudicado a trabajadores y trabajadoras públicos, alguien tiene que asumir responsabilidades. Y, además, considero que debemos someter a nuestro Ayuntamiento y a los que nos representan a un riguroso examen para valorar, no los discursos, no las fotos, no las próximas promesas electorales, sino su nivel de compromiso con las ideas que dicen defender o que deberían defender y su actuación política como representantes de la voluntad de miles de vecinos y vecinas.

jueves, 17 de abril de 2014

SENTENCIA

En el diccionario etimológico, encontramos una acepción de la palabra “sentencia” que se ajusta, tanto al sentido común y social que la palabra tiene, como al fondo del asunto que quiero plantear:

“…la decisión bien fundamentada de un juez tras haber percibido todos los aspectos de un problema y reflexionado bien sobre ellos, y en todo caso, a una opinión obtenida, de la percepción, el sentimiento y el pensamiento racional a la vez”.

¿Sobre qué trata la decisión “bien fundamentada” de la Sala  de lo Contencioso Administrativo de Alicante?. La sentencia se dicta sobre recurso interpuesto por un amplio grupo de trabajadores y trabajadoras del Ayuntamiento de El Campello sobre la rebaja salarial que el Pleno municipal acordó en aplicación del RD Ley 8/2010 a los funcionarios municipales. El Real Decreto exponía una rebaja media del 5% en los conceptos retributivos, excepto al grupo E ( el grupo más bajo en la administración y, por lo tanto, el que menos cobra), cuyo ajuste debía ser del 1% (art. 24.1.B.c del citado Real Decreto). No obstante, la corporación, en virtud de informes de los técnicos municipales, aprobó en  Pleno una rebaja superior ( 5%). Y lo hizo con pleno conocimiento de que, posiblemente se estaba tomando una decisión equivocada ( palabra desconocida en el vocabulario de muchos políticos), ya que desde CCOO se advirtió, incluso, antes de su aplicación de la salvedad prevista en el Real Decreto.

El Pleno (excepto Esquerra Unida que votó en contra) aprobó la rebaja sin tener más criterio que un informe técnico que interpretaba, sin base legal alguna (y con pruebas de otras administraciones locales como el Ayuntamiento de Valencia o el de Madrid, aportadas por CCOO al objeto de demostrar el error), que la rebaja era, no del 1%, sino del 5%.  Nadie tuvo la inquietud o el arranque de responsabilidad de consultar a otras instancias para confirmar que los informes que sustentaban el acuerdo se ajustaban a ley. Lo ha tenido que decir la juez de la Sala de lo Contencioso de Alicante: la rebaja salarial era del 1%, condenando además al Ayuntamiento a las costas del proceso.

Y todo esto llega, no solo después de las advertencias hechas, sino de que el TSJ de la Comunidad Valenciana fallara a favor de los trabajadores del Ayuntamiento de Oliva en un tema similar, desestimando incluso el recurso presentado por éste Ayuntamiento, algo que en El Campello todos conocían. Y esto llega después de que el Consell Jurídic de la Comunitat Valenciana apuntase, como solución al conflicto, que el Ayuntamiento de El Campello podría acogerse a lo fallado por el TSJ.

El Gobierno municipal, en un ejercicio que personalmente califico de gestión nefasta (con todas las pruebas sobre la mesa, decide no atender la reclamación de los trabajadores y seguir gastando dinero público en un asunto que se podría haber solucionado desde la racionalidad, aunque parece que ésta palabra es maldita en la política local, primando la imposición a cualquier otra consideración), tendrá que asumir que no obró legalmente, y asumir sus responsabilidades. Y cuando digo asumir sus responsabilidades me refiero a políticas y técnicas, pues el perjuicio causado es fruto, en mi opinión, de la soberbia más que de la responsabilidad.


El Ayuntamiento todavía puede recurrir la sentencia, y esto supondría, en mi opinión, que no solo no pueden ni quieren reconocer un error puesto de manifiesto por un juzgado, sino que, de forma consciente, se quiere seguir ninguneando y menospreciando un derecho, algo que a la ciudadanía le tendría que hacer reflexionar sobre cómo se gestiona políticamente su (suyo, y no de los representantes) Ayuntamiento.

lunes, 14 de abril de 2014

TODOS SON IGUALES.

Esa frase, convertida ya en un elemento que define a la sociedad, se dice, en mi opinión, más desde la resignación impuesta que de una reflexión crítica de la realidad en la que vivimos. Es un principio sobre el que se sustenta uno de los paradigmas de lo que muchas han definido ( y yo estoy de acuerdo) como “pijismo” político, o también como “ninismo”.
         No hace demasiado tiempo, el término “nini” se refería a ese sector de la sociedad fruto del individualismo que, ni estudiaba ni trabajaba. En el contexto actual, ya no es una cuestión de individualismo hedonista, sino de una imposición del sistema: ni estudiar ni buscar trabajo tienen resultado. Y no lo digo yo, lo dice el sondeo del CIS del mes de marzo.
         En este sondeo, el 80% de los jóvenes creen que su situación no mejorará en los próximo dos o tres años. Un 48 % estaría dispuesto a aceptar cualquier empleo y dónde fuese ( el trabajo ya no se valora por lo que da, sin por el simple hecho de tenerlo). Un 70,9% culpa a los políticos de la situación, pero paradójicamente, un porcentaje similar considera que hay que apoyar a movimientos sociales, e incluso a partidos para que promuevan cambios, pero dentro del sistema en el que vivimos ( la quiebra del sentido “revolucionario” de la juventud es otro de los “logros” del sistema. En definitiva: los jóvenes piensan que vivirán peor que sus padres. Y todo, ¿qué significa?. Pues que el grado de sometimiento que el poder ejerce sobre la sociedad está anestesiando a la sociedad y llevándola (si no está ya) hacia el conformismo como única vía posible de supervivencia. Y, ante esto, el discurso de la “necesaria” superación de la dicotomía entre derecha e izquierda, cala.
         No es un invento moderno, ya en 1960 Daniel Bell, un sociólogo conservador, en su libro “El Fin de las ideologías”, apuntaba, interesadamente hacia la necesidad de superar las “etiquetas” ( que a todos molestan, pero de las que todos presumen: Barça/Madrid, por ejemplo). En el año 1965, un insigne integrante del gobierno tecnócrata de franco (formado por un relevante porcentaje de allegados al Opus) planteaba la aseveración sobre lo prescindible e innecesarias que eran las ideologías. El “idolatrado” Francis Fukuyama, en su libro “ El fin de la historia y el último hombre”, aseveraba que la lucha ideológica había terminado, eso si; que se iniciaba el mundo del “libre mercado”.Por lo tanto, que nadie piense que el debate es actual; nada más lejos de la realidad: es, si alguna cosa tuviera que ser; cíclico (igual que el problema de las pensiones cuyo sistema ha “quebrado” desde la década de los 70, pero que “gracias” a las medidas de recorte y potenciación de lo privado, se salvará para así poder asegurar, al menos, “una miseria” a quien se jubile).
         El poder, a través de la manipulación planificada de la información, incide en el pensamiento de los individuos y éstos, en sus interacciones sociales. Evidentemente la influencia no es absolutamente visible, pero si se insertan en la mente de las personas los mensajes e ideas que, en definitiva, condicionarán sus acciones. Y una de éstas ideas es considerar superado el concepto izquierda y derecha, cuando las pruebas que vivimos (sufrimos) nos demuestran que no es así. Otra cuestión es la superación de las dinámicas partidarias y de las élites cuyas diferencias son más bien escasas. Incluso, las practicas de gobierno se diferencian por matices (fundamentalmente en lo económico y, por ende, en las condiciones de vida) casi inexistentes.
         La izquierda tiene, además de muchos otros retos, la de volver a ganar a la ciudadanía para su causa (siempre que, las élites en cualquier nivel organizativo, crea todavía en alguna causa), que en estos momentos pasa por la recuperación de los principios éticos y los valores en la actividad política, por la democracia sin peros en cualquier nivel, y por los programas basados en la solidaridad, la justicia y la igualdad como único instrumento de lograr la libertad.


LA CRISIS EN ANDALUCÍA.

Me quiero referir a la crisis del gobierno de coalición que dirige Andalucía y que se ha visto sacudida por una peligrosa alternación, fruto en mi opinión, por un lado, de la falta de una estrategia institucional por parte de IU y, por otro, por un exceso de "presidencialismo" en lo que toca a la Presidente Susana Díaz.

IU tiene un proyecto político claramente transformador de las instituciones, pero para ello precisa de una fuerza institucional que hoy no tiene, por lo que, dentro del marco de la "legalidad vigente" ( que puede o no gustar, podemos estar o no de acuerdo con ella, pero es la que hay hasta que pueda cambiarse) debe aplicar o al menos intentar aplica su propuestas políticas. Lo que pasó en Corrala Utopía fue, políticamente, una actuación absolutamente coherente con los planteamientos de Izquierda Unida, con una respuesta, también "coherente", aunque absolutamente desproporcionada desde la Presidencia de la Junta.

A la vista de la solución adoptada, fruto no solo del dialogo sino del intercambio de información, me podría aventurar a afirmar que, con toda seguridad el conflicto podría haberse evitado desde una comunicación más ágil y eficaz entre el entramado institucional y, por supuesto, en el entramado político. Pero también pone de manifiesto, no solo políticas diferentes o concepciones diferentes de la actividad política institucional: pone de manifiesto la existencia de posiciones que posiblemente busquen el enfrentamiento (como justificación de las decisiones) entre los dos "socios" del gobierno Andaluz.

En Izquierda Unida hay dos sectores: uno que defiende la acción política desde las instituciones y otro que defiende la "toma" de las instituciones para su transformación. Tanto el uno como el otro defienden practicamente lo mismo, pero con diferentes estrategias. Unos desconfian del PSOE, por una trayectoria claramente institucionalizada y presa de la burocracia partidaria e interesada. Otros, no solo desconfían del PSOE, sino que lo consideran "el enemigo". Unos y otros tienen razón, pero quizá considerar al PSOE en su conjunto como "el enemigo" no sea justo, pues gran parte de la militancia, no solo aplaude el acuerdo ( y no solo por mantener el poder, sino por la aplicación de políticas de izquierdas), sino que aplaude la unidad de la izquierda, desde la pluralidad, pero unidad.

En el PSOE, la militancia va por un camino y la  dirección por otro.La militancia quiere y desea un partido de izquierdas y considera ( en su gran mayoría) que el pacto con Izquierda Unida garantiza en parte que su partido haga políticas acordes con su compromiso político e ideológico. En cambio la dirección, sigue presa del virus endogámico que la ha ido separando de su propia base social y política; sigue centrado en la defensa de las élites creadas e impuestas a disciplinada y demasiado sumisa militancia. En el PSOE hay un amplio sector que estaría más cómodo gobernando con otra organización que con IU ( incluso con el pp).

Evidentemente el choque va más allá de la política; tiene un componente estratégico y, si me lo permiten, hasta romántico e idealista por una parte, y defensivo por la otra. No obstante creo que es necesario ir venciendo temores y recelos, pues el camino que se ha abierto en Andalucía puede ser la guía a otros en el resto del Estado y, porque no, en  el que devuelva la ilusión y la confianza  a los y las trabajadores y trabajadoras en las personas que ocupen La Moncloa en sustitución de la derecha que hoy nos oprime.

¿PORQUÉ QUIERE GANAR LAS ELECCIONES EL PSOE?

La respuesta podría ser, “porque de eso se trata”. Pero en mi opinión, el PSOE está errando en su estrategia de solapar el verdadero objetivo de las Elecciones Europeas con el debate nacional. Las propuestas, los mensajes son casi exclusivamente en clave de “primarias nacionales”.
A la ciudadanía le interesaría un PSOE volcado en plantear propuestas dirigidas a la reforma de la Unión Europea y sus políticas de “austeridad”. Propuestas claras y concretas que aportar al grupo parlamentario, que sirviesen de “guía”, no solo para la reforma que urge y requiere la UE, sino en la línea de promover y provocar un debate sobre la necesaria recuperación de la socialdemocracia en toda Europa, verdadero y único freno a la derecha hegemónica.
Sería necesario que el proyecto autónomo que los partidos socialdemócratas defienden se transformase en una propuesta de unidad hacia la izquierda en el resto de Europa: ya perdió la socialdemocracia la oportunidad de abanderar la lucha contra la Europa del capital cuando gobernaban España, Portugal y Grecia. Ahora no se está en disposición de perder ninguna oportunidad más, excepto si el objetivo es consolidar la posición que hoy representa: la defensa de un capitalismo crítico y con relativamente “gestos” humanos ( como se ha podido comprobar, inviable).
Ganar las elecciones Europeas no significa que el resultado pueda transferirse a unas Estatales, por lo que la transferencia de datos solo podría ser utilizada ( el día después) como la continuación de una larga campaña hasta las Elecciones Generales con el objetivo de arañar votos a la derecha, pero la pregunta sigue siendo, ¿para qué?. ¿Para cambiar el signo del gobierno  o para cambiar las políticas?.
La ciudadanía, lejos de ver en los partidos políticos una apertura, una rectificación en cuanto a su estrategia, sigue asistiendo al enrocamiento continuo en posiciones que, claramente, se han mostrado como vacías y superadas. La ciudadanía requiere instrumentos, no solo imagen.

La derecha defiende la misma Europa en la que vivimos pero, ¿defiende el PSOE una Europa diferente?, ¿en función de qué propuestas y compromisos?, ¿coinciden las propuestas y compromisos con el resto de la socialdemocracia europea?, y lo que para mi es más importante, ¿se buscan coincidencias con el resto de la izquierda Europea?. Desechar un amplio acuerdo de progreso con la izquierda es una falta de táctica y de respeto hacia los que sufren la Europa de la austeridad selectiva.

Creo que el ganar o perder, no está en los resultados electorales; está en las posibles políticas que se propongan, en su viabilidad ( en una Europa atomizada en intereses y enfrentada en Norte y Sur) y su implicación en la ciudadanía. Lo contrario, solo suponen más mensajes para rellenar páginas y minutos, pero miseria política.


sábado, 12 de abril de 2014

LOS JÓVENES Y EL FUTURO.

La encuesta del CIS del mes de marzo arroja unos datos verdaderamente dramáticos. La desesperanza ha causado mella en los y las jóvenes de una forma aplastante. Pero esa desesperanza no es fruto únicamente de su situación: personalmente considero que el sistema, a través de sus “mecanismos de reproducción” (Althusser) ha conseguido imponerse en el ideario colectivo. No obstante (y seguimos con los clásicos), la hegemonía que el sistema “disfruta”, provoca inexorablemente movimientos contra hegemónicos; lejos de posiciones revolucionarias (entendido como actitud de cuestionamiento profundo del orden imperante y ambición por cambiarlo a través de un proceso violento), pero si claramente posicionados en el campo de las reformas para, de ésta manera, intentar garantizar un futuro más justo.

Los y las jóvenes consideran que la formación ya no es una garantía para su futuro. Tal y como apunta el estudio realizado por la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, el trabajo es un objetivo incierto que provoca un alto grado de resignación: en los jóvenes se ha instalado el sentido de la supervivencia ( el 71% de los encuestados, de entre 18 y 25 años considera imposible encontrar empleo en el siguiente año), planteándose aceptar lo que sea, y donde sea ( el trabajo ya no está en función de lo que da, sino que se valora en si mismo).

Otro dato importante (además de ese 61% de entre 18 y 24 años que ve difícil o imposible poder emanciparse en los próximos tres años, pensando que, con toda seguridad tendrá que buscarse la vida fuera de España), es, que un 46,4 mira hacia los partidos políticos como “causantes o responsables de la actual situación, apoyando claramente a los movimientos u organizaciones cuyo objetivo es propiciar cambios profundos. No obstante, no son unos “idealistas” peligrosos; tienen los pies en el suelo: un 28,3 considera que deben apoyar a los partidos políticos y movimientos ciudadanos que propongan ciertas reformas pero, (y ahí viene el hecho de la imposición, a través de los mecanismos de coerción y reproducción del capitalismo) respetando el actual sistema (que mitiga los “instintos” revolucionarios en beneficio de la propia subsistencia del sistema, tal y como en la actualidad se desarrolla). La imagen de los jóvenes como “antisistemas peligrosos” es otro de los instrumentos que el sistema emplea para “crear”, en el imaginario colectivo, la necesidad de emplear la fuerza, dada la “violencia casi generalizada”. No es así.

Pero esta reflexión que los jóvenes plantean, debe tener un eco en los partidos, principalmente los de la izquierda (los jóvenes de familia acomodada no tienen ni van a tener problemas para, a través de la “herencia” cultural y económica recibida de sus estructuras, salir adelante): no basta con decir aquello de, “hemos captado el mensaje”, sino que hay que empezar a moverse. El no hacerlo, será un acto de irresponsabilidad irreparable, pues estaremos propiciando (y me incluyo como persona de izquierdas) la consolidación de una dominación que aniquilará cualquier ambición de transformación que los jóvenes puedan albergar, dejando el camino allanado a la sumisión y la resignación. Y, la izquierda no quiere eso, ¿no? (¿o se encuentra cómoda, con sus “intereses” salvaguardados contemporizando pero sin actuar de forma efectiva?).

Que las “viejas” estructuras “soviéticas” (por la propia organización vertical que desarrollan) de los partidos políticos de izquierdas debe sufrir una variación sustancial, es algo más que un discurso recurrente a la vista de la deslegitimación que sufren partidos e instituciones. Un objetivo debe ser profundizar clara y efectivamente la democracia como instrumento (sin instrumentarla), no solo en la elección, sino en el control y (porqué no) en la más que deseable posibilidad de revocación de los cargos políticos (en su caso). Romper la visión generalizada de que la “profesión” de político es un hecho al margen de la sociedad, que se sitúa como magnitud inamovible gracias a la endogamia que hoy por hoy domina la dinámica en el seno de los principales partidos de la izquierda es una necesidad histórica, incluso para la propia supervivencia de la democracia liberal ( no hablemos ya,  de avanzar hacia una de corte deliberativo, que no significa otra cosa que aceptar las reivindicaciones que la sociedad está planteando).

Tenemos la responsabilidad, no solo de escuchar; no solo de trabajar propuestas, sino que, tenemos la responsabilidad de integrar a esos miles de jóvenes que ven como el futuro se les escapa de las manos sin que nadie haga nada (discursos vacíos, electoralistas y faltos de concreción y compromiso efectivo) por evitarlo. Porque de lo contrario, la consolidación de la resignación, llevará a la sumisión, caldo de cultivo para movimientos xenófobos, neofascistas y similar. Creo que el trabajo está por empezar, y, desde las estructuras políticas e institucionales más cercanas a los y las jóvenes, abrir un periodo de reflexión, superando la parálisis burocrático-institucional, y avanzando en compromisos sociales con los jóvenes, que, de lo contrario, lejos de ser el futuro, simplemente serán lo que “otros” les dejen ser, y eso es profundamente injusto.


Ver a los jóvenes como algo ajeno, es vernos a nosotros mismos, no como dueños de nuestra vida, sino como meros elementos intercambiables del juego en el que el capitalismo más criminal conocido nos asigna. Ver a los jóvenes “quejándonos” de que son de tal o cual manera; que “pasan” de todo, es injusto e irreal, pues los jóvenes no son así, les “obligamos” a serlo con nuestra actitud conformista y pasiva.

jueves, 10 de abril de 2014

DEL ACIERTO TÁCTICO AL ERROR ESTRATÉGICO.

La crisis del gobierno de coalición en Andalucía es, pese a las negaciones de ambas parte,  un hecho. El choque entre diferentes concepciones de la acción política era inevitable.

La defensa de la “legalidad” con los argumentos de “igualdad y justicia social” se caen por las evidencias. Los desalojados en Corrala Utopía eran unas victimas, no de una situación dada, sino de la herencia de una ley de desahucios que el ejecutivo de Zapatero fue incapaz de reformar, y que sigue dando sus “frutos”. Esa es la legalidad, que un juez aplica y, en respuesta a los realojos, la Presidenta procede a dar un golpe encima de la mesa desautorizando a la Consejera de IU y retirándole las competencias en materia de vivienda.

El presidencialismo, con todo el conjunto de competencias que lo arropan y aúpan a la cúspide administrativo política, es uno de los “peros” del sistema: las decisiones colegiadas son, en la mayoría de ocasiones, más justas. Pero, partiendo de la “legalidad” de la actuación de la Presidenta de Andalucía, es preciso analizar la cuestión del “choque” desde el sosiego y la calma, evitando el subjetivismo que casi siempre se emplea en “juzgar” las decisiones.
Por otro lado, las reacciones de las direcciones de los partidos coaligados son prudentes, pero el error estratégico, el que ha dado un respiro al candidato de la derecha (recordemos, uno de los artífices de los recortes en sanidad, desde su responsabilidad en el ministerio dirigido por A.Mato) que, con un discurso hipócrita y oportunista, está ofreciendo al PSOE el abrazo “del oso”, en nombre de la legalidad vigente ( insinuando que “los comunistas” pretenden subvertir la legalidad, algo que los partidos institucionales y de “gobierno” no puede permitir).

Ahora, nos encontramos con una IU, que podría romper el pacto, dejando gobernar al PSA-PSOE en solitario, aunque éste no tendría ningún reparo en buscar cobijo junto a su alter ego institucional, algo que IU no puede permitir, pues los esfuerzos realizados caerían en el vacio. Con un PSA-PSOE en el que el acuerdo con IU ha supuesto, para algunos, un esfuerzo ideológico excesivo ( ese alto cargo espetando a IU sobre si pensaban que “esto era Venezuela” dice mucho de quien lo utilizó como argumento), y para otros, un esfuerzo necesario para mantener el poder. Lo que no tienen en cuanta ni unos ni otros, es que las bases, la militancia del PSA-PSOE sí quiere ese acuerdo. Que quienes están en contra, forman parte de ese amplio sector de “quintacolumnistas” que acaparan el poder ( con la aceptación tácita de la militancia, por supuesto). Andalucía es un campo de pruebas donde es necesario para la izquierda demostrar que los acuerdos, no solo son necesario, sino que benefician a la ciudadanía, falta de respuesta progresistas y de proyectos comprometidos con los conceptos que hace años abandonaron en el PSOE: justicia social, democracia e igualdad ( pero no entendida desde su acepción neoliberal, que la vacía de contenido, sino desde su acepción socialdemócrata, que le confiere el significado de dar a todos según su necesidad para favorecer el pleno ejercicio de los principios de ciudadanía libre).


Espero y deseo que las posiciones refractarias que subsisten, tanto en el PSA como el IU se avengan a la reflexión, abandonando trincheras que en nada benefician, ni a la izquierda, ni a ese pueblo que sufre las consecuencias de un capitalismo al que hay que frenar, pero desde las instituciones, porque desde las trincheras es, además de difícil, imposible. Hay que demostrar que el pacto es posible y que no solo eso, sino que es un camino que la izquierda en otros territorios del Estado Español debe empezar a recorrer, superando “bonos, Zapateros e Ibarras”, que representan el enésimo intento de finiquitar cualquier política de izquierdas, sustituyéndola por sucedáneos de la derecha, pero con discursos populistas y en apariencia progresistas.

A TI, VOTANTE.

Vamos a entrar en un período en el que los ciudadanos y ciudadanas vamos a transformarnos en papeletas andantes. Los mensajes, con más o menos acierto, con más o menos gracia o con más o menos contenido, van a entrarnos por los sentidos en tromba. Y por eso, porque en definitiva soy un votante más, me gustaría reflexionar sobre el voto que vamos a depositar, o no, el próximo mes de mayo.

Europa, es un ente lejano para muchos. Es un "algo" que resuena en los discursos recurrentes de los representantes políticos, pero es algo más que eso, sin duda: las políticas que hemos sufrido y sufriremos, vienen de ese lejano lugar que es Europa. 

La actual Europa está dominada ( y lo digo en su acepción Gransciana) claramente por la derecha. Pero una derecha que, liberada de cualquier compromiso o presión, optó hace años por imponer una cultura ( económica, social, política...) en la que la austeridad para unos supone beneficios para otros; en la que la pobreza para unos, supone riqueza para unos pocos. Y esa es la Europa que, hoy por hoy, tenemos. Así pues, no veamos tan lejano el ente Europeo, pues influye directamente en nuestra vida cotidiana.

Dicho esto, la pregunta es ¿ir a votar, a quién votar?. Es una decisión que, aunque pueda parecer irrelevante, no lo es. Nuestros parlamentarios en Europa deben defender un programa político que represente a la sociedad. Pero, ¿a qué sociedad?. ¿A la que se resigna a sobrevivir, o a la que quiere vivir?.

La lectura de los programas, la reflexión sobre las propuestas (intentando abstraernos mínimamente delos mensajes, pero ahondando en los contenidos) debería motivar nuestra decisión ante la urna. Optar por la continuidad autericida o por una posición más acorde con la situación: pobreza, empobrecimiento, sobrevivir frente a vivir, perdida de derechos frente a incremento de beneficios.

Estaría bien, que además de pegar carteles, e incluso de la realización de algún mitin más o menos tradicional, las fuerzas políticas locales se implicasen algo más y organizasen una serie de mesas redondas para explicarnos a todos cuales son sus planteamientos. Decir que eso es cosa de otros, que no es una responsabilidad de los políticos locales, que eso es algo lejano, es seguir en la dinámica de negar la mayor: Europa nos afecta directa y diariamente, por lo que no es de recibo ni responsable ponernos de perfil.

Animo a los partidos a hacer una campaña basada en la pedagogía, huir del mitin vacuo y retórico, y centrarnos, a lo largo de la campaña en un dialogo que ayude a discernir a la ciudadanía, no solo el sentido de su voto, sino su nivel de implicación más allá de los condicionantes individuales y el egocentrismo de superviviente al que se nos quiere condenar.

Una sugerencia más que una propuesta, no vayan a decir los bienpensante que, "ya está este con sus tonterías ilusorias.

PARÁLISIS TOTAL

La institución que rige los destinos de miles de Campelleros y Campelleras, sigue con el encefalograma plano. Sigue con la dinámica de macanicismo administrativo como único instrumento de su "gestión"; sigue demostrando la incapacidad, más que manifiesta (aunque no para la inmensa mayoría silenciosa que ni dice, ni hace) para hacer lo que las urnas le mandataron: política.
Los procedimientos administrativos ( que podrían hacer de forma mecánica los servicios administrativos por si solos, sin necesidad de representación política) siguen su marcha de forma inexorable. Y esa marcha, sin la necesaria influencia política, se convierten en servicios cuando podrían ser instrumentos que, al tiempo de prestar servicios, ofreciese oportunidades. Me refiero a las plicas veraniegas: socorristas, tumbonas, sombrillas y demás servicios.
No es que sea mi intención que mis humildes palabras tengan eco en el gobierno; ¡por favor!; no soy tan soberbio como algunos piensan, soy mucho más humilde. Pero mantener la esperanza en que alguien o algunos se pudieran hacer eco, discutir y debatir sobre el uso de los actuales mecanismos administrativos como oportunidades de empleo, siempre queda, siempre está. 
Considero que seguir resignados a que el procedimiento administrativo es la única vía posible para dirigir la política municipal refleja el miserable nivel político que las instituciones locales representan. Esta resignación, por otro lado, demuestra la inexistencia de una oposición que esté en disposición de plantear alternativas, haciendo "tabla rasa" entre todos los partidos y organizaciones que dicen y pregonan que es posible otra forma de hacer política: no solo hay que decirlo, hay que demostrarlo. Y la vía es la presentación de alternativas, explicar los porqués de esas alternativas y demostrar, no solo su viabilidad administrativa, sino su conveniencia y oportunidad hacia una sociedad sumida en una profunda miseria moral y económica.
Cuando se habla de "resolver, abordar los problemas que preocupan a los ciudadanos y ciudadanas", no se habla en el vacío, pues la obligación es hacerlo por el mandato recibido, pero también es hacerlo desde una posición política, imbuida por una ideología. Si esto no es así, la máxima de "ni de derechas ni de izquierdas" seguirá triunfando como pensamiento único, dando pábulo a los movimientos sin ideología, lo que sería igual a vaciar de cualquier contenido una democracia ya bastante perjudicada.
Por otro lado, mostrar mi sorpresa ante la indiferencia ideológica que muestran los partidos y organizaciones hacia el hecho local. Y lo digo con argumentos. 
Estoy absolutamente de acuerdo que los problemas y preocupaciones globales deben tener un reflejo en la política local pues no somos ajenos a las situaciones que nos rodean, pero, la inexistencia de alternativas políticas claras que diferencien los proyectos de la izquierda a los de la derecha del mecanicismo administrativo nos deja desamparados ante las urnas, y lo que es peor: ante el futuro.

BILY EL NIÑO, MUÑECAS…GARZÓN, ELPIDIO Y BLESA

Nombres muy conocidos por todos y por todas. Unos, porque, pese a la amnistía promulgada en la transición, han sido conocidos gracias al ejercicio de la justicia universal ( de la que España, “gracias” al actual gobierno, ha renegado, convirtiendo nuestro país en un verdadero paraíso para los delincuentes internacionales), otros, porque se preocuparon por aplicar la justicia en casos flagrantes de delito y el último, por ser la cara más visible del saqueo bancario producido en España con el beneplacito del Estado.

El caso de los torturadores franquistas es sangrante, por estar “protegidos” por las estructuras que presuntamente tienen que velar por el Estado de derecho. El caso de los jueces, por ser ese mismo Estado de derecho quien les ha condenado, en un ejercicio de hipocresía judicial basada más en la venganza que en la aplicación de la ley, y en el último, y pese a las pruebas, no solo de ser el presunto cerebro del saqueo de Caja Madrid, pese a las pruebas de ser uno de los protegidos de la estructura presuntamente delictiva de la derecha política, pese a ser un presunto corruptor, la justicia se presenta laxa y consentidora.

En mi opinión, creo que no extraditar a los torturadores tardofranquistas reabre dramáticamente las heridas de aquellos que fueron sus victimas y, lo que es más grave, penaliza a todas las victimas de la dictadura, que lo fueron, a manos del Estado Español que, ahora protege a los torturadores y que, por sistema, impide que los asesinados por el franquismo/fascismo sean buscados y enterrados con dignidad. La herida sigue abierta, y lo sigue, no porque los que enarbolamos la tricolor queramos reabrir heridas, sino porque las heridas, no siendo cerradas, aparentemente son aderezadas con sal para que sigan doliendo. El Estado es responsable, pues los torturadores fueron el brazo ejecutor de un sistema que tenía como objetivo someter y aniquilar a los discrepantes a través del terror. Y como responsable, y con el objetivo de culminar definitivamente la superación ( más allá de la mera transición) del franquismo/fascismo tiene la obligación de compensar convenientemente ( nunca suficientemente) a las victimas de un régimen que sigue “gozando” de un prestigio vergonzante.

Habrán ciudadanos y ciudadanas que, desde la distancia en el tiempo, consideren que no es oportuno, ni juzgar a los torturadores, ni devolver la dignidad a las victimas, pero esto forma parte de la perversa transmisión cultural a la que el franquismo transformista nos sometió, convirtiendo la historia en una mera anécdota, siempre en beneficio de los poderes que mantuvieron, sustentaron y se aprovecharon del terror fascista.

El caso de los jueces “laminados” por el Estado de Derecho es la penúltima prueba de que el sistema de justicia hace agua y que debe ser reformado, pero la paradoja es que debería serlo por los mismos que le dan fortalece y lo sustentan por interés. Esto es otra de las cuestiones que debe ser reformada con urgencia, pues nos coloca casi al borde de la “república bananera”.

Y termino. El tal Blesa y otros banqueros que han ido pasando desde sillones ministeriales a las enmoquetadas salas de diferentes consejos de administración , deben ser juzgados por sus delitos económicos ( para algunas familias humildes, no ya delitos, sino crímenes) demostrando que el Estado de Derecho lo es, para todos, sin que primen razones de estatus económico o relaciones políticas.

Y, ¿qué pasará con el juez Ruz, que está apuntando a que el partido del Gobierno se nutrió y financió con fondos ilegales?, ¿será laminado, o el sistema democrático español actuará con contundencia, aplicando la Ley como a cualquier ciudadano que lo hubiera hecho?

miércoles, 9 de abril de 2014

Propuesta de programa común para los partidos socialdemócratas europeos, que Olof Palme expuso en su intercambio epistolar con Willy Brandt y Bruno Kreisky, 29 de abril de 1974.

1. Socialismo democrático. Nos declaramos partidarios inquebrantables del mantenimiento del sistema democrático. Creemos que la vía reformista es la única que puede conjugar la transformación de la sociedad con principios fundamentales de la democracia tales como la libertad de expresión. El socialismo sólo se puede realizar si las personas se comprometen y colaboran en el empeño.

2. Movimiento sindical fuerte e iniciativas ciudadanas vigorosas. Muchos cometidos sociales importantes pueden hallar mejores soluciones en manos de organismos ciudadanos espontáneos que a través de medidas estatales o privadas. La potenciación de las iniciativas ciudadanas supone un fortalecimiento del compromiso e influencia de la comunidad en el trabajo colectivo.

3- Nivel de empleo. Consideramos el pleno empleo como el objetivo político más importante y urgente. Pedimos trabajo para todos. La sociedad debe desempeñar un papel activo en lo que se refiere a crear nuevos puestos de trabajo y distribuir equilibradamente las posibilidades de empleo en las distintas regiones.

4, Reforma de la vida laboral. Para desarrollar la sociedad industrial es necesario reformar las condiciones de vida de los trabajadores; éstos, por su. parte, deben tener influencia en la planificación y el desarrollo del trabajo. Las condiciones de trabajo deben mejorar con la colaboración, de las organizaciones obreras y de los trabajadores. Por último, es preciso aumentar la seguridad en el trabajo.

5. Queremos que los ciudadanos participen en las decisiones. Hay que dar a los trabajadores mayor participación en las decisiones económicas. Es necesaria la democratización en todos los ámbitos de la sociedad y, en consecuencia, es preciso luchar contra la burocratización. Asimismo, la comunidad, a través del Estado, debe aumentar su control sobre el aprovechamiento y explotación de las riquezas naturales, tales como agua, suelo, energía y demás materias primas. También hay que aumentar la influencia de las organizaciones sindicales y de toda la sociedad en la elaboración de nuevos planes económicos.

6. Servicios sociales. Muchas necesidades son tan importantes que deben ser satisfechas independientemente de las posibilidades económicas de los individuos. Estas necesidades son, entre otras, los cuidados módicos en caso de enfermedad, la educación, protección y cuidado de los niños y ancianos. Satisfaciendo estas necesidades se desarrolla una mayor conciencia comunitaria entre las personas, al tiempo que se crean nuevos puestos de trabajo.


7. Calidad de vida, progreso. Nos oponemos enérgicamente a la amenaza que representa el consumismo para la calidad de vida, el sentido comunitario y la herencia cultural de la sociedad. Nos declaramos partidarios de la seguridad e igualdad sociales, de la construcción de un auténtico sistema de bienestar social y de una política activa en los terrenos cultural, ecológico y de defensa de los consumidores- La socialdemocracia pone especial énfasis en su deseo de autorrealización e integración comunitaria para todos los hombres; por eso deseamos anteponer estos valores a una mera lucha por el crecimiento material.

8. Igualdad de derechos para la mujer. Hay que eliminar las discriminaciones que aún sufre la mujer en nuestra sociedad. Tenemos que colaborar activamente para que las mujeres obtengan mayores posibilidades de desarrollo en la política y en la sociedad. Los objetivos más importantes son la eliminación de prejuicios y la obtención de una igualdad de derechos entre hombres y mujeres en el trabajo, en la educación y en todos los aspectos. Evidentemente, esta igualdad de derechos debe estar garantizada por la ley. Así mismo, hay que adecuar las condiciones de trabajo de manera que la actividad laboral y la vida familiar sean fácilmente compatibles.

9. Empresas multinacionales. Las grandes empresas multinacionales aumentan la concentración de poder en manos privadas y debilitan la influencia democrática en decisiones económicas claves. Una mayor concentración económica hará aún más difícil de alcanzar la estabilidad de precios y conseguir un desarrollo social equilibrado. Para aumentar el control democrático y social sobre las empresas multinacionales es necesario un gran esfuerzo conjunto de gobiernos, partidos, sindicatos y demás organizaciones ciudadanas.

10. Los inmigrantes. La explotación que sufren los trabajadores inmigrados por parte de los empresarios contradice los más elementales principios de la socialdemocracia. Los trabajadores inmigrantes deben tener los mismos derechos que los nacionales, tanto en la vida laboral como en la sociedad. Hay que prestar especial atención a los problemas lingüísticos y de vivienda de los inmigrados, y encontrar soluciones rápidas y eficaces. También hay que dar una educación igualitaria a los hijos de los inmigrantes. Por último, las personas que lleven largo tiempo trabajando en el país, deben obtener el derecho a voto en las elecciones municipales del lugar donde viven.

11. Solidaridad internacional. Apoyamos los esfuerzos de las Naciones Unidas encaminados a conseguir la distensión y el desarme en Europa. Nos declaramos partidarios de promover y respetar la independencia nacional de todos los países, así como de salvaguardar el derecho de todos los Estados a disponer de sus propias riquezas naturales. También apoyamos la creación de un sistema de comercio internacional más justo. Por último, estarnos dispuestos a apoyar y proteger los movimientos de liberación nacional, así como la lucha contra las dictaduras.




DERECHA E IZQUIERDA: DIFERENTES FORMAS DE GESTIONAR LO PUBLICO.

Las administraciones locales, en virtud de la legislación de ámbito local, tiene la potestad y la capacidad de establecer contratos al objeto de recabar prestación de servicios, suministro de bienes y servicios, etc. Ha sido un hábito de las administraciones, el contratar servicios en vez de personal, y esto, con el argumento de que se “abarataban” costes y se agilizaba la gestión. Aquí, en un insignificante epígrafe, se podrían establecer diferencias claras entre la derecha y la izquierda, pero la tónica general nos dice que, desgraciadamente, no es así (y sería motivo de un artículo reflexionando sobre el porqué)

En nuestro municipio, por poner un ejemplo, la derecha gobernante desde hace veinte años (la prensa de derechas, en caso de ser otro partido el que llevase ese tiempo, no dudaría en calificarlo de “régimen”) ha privatizado: Servicio de Jardinería, Servicio de Recogida de Residuos, Servicio de limpieza viaria, servicio de señalización horizontal. De la etapa anterior, los servicios de Biblioteca, Educación Permanente de Adultos y una parte de Servicios sociales. Como podemos ver, no es en absoluto insignificante el montante total de servicios que, pagando el Ayuntamiento, beneficia a la empresa privada.

Otro de los argumentos para contratar servicios a la empresa privada es, promover el empleo a través de los contratos, pero ante este argumento existen datos más que evidentes de que la creación de empleo en la localidad ha sido, por decirlo de una forma respetuosa, escasa.

Desde la izquierda se pueden gestionar los servicios, no sólo centrándose en el objetivo de una prestación de calidad, sino de una prestación “ a través de la igualdad”. Me explico.

Por un lado, tenemos la posibilidad de que los servicios sean gestionados directa o indirectamente por el Ayuntamiento. En el primer caso el capítulo 1 condicionaría en exceso la aplicación de otras políticas, por lo que muchas administraciones optaron hace décadas en descentralizarlos. ¿Cómo?, a través de la creación de empresas y otros entes de titularidad municipal (fundaciones, patronatos, etc). El desarrollo, siendo positivo, podríamos valorarse como desigual, al ser éstos entes descentralizados excesivamente “caros”, pero por su cúpula: gerencias, directores, etc. Esto se habría evitado con una composición del consejo de administración compuesta por cargos públicos que no percibiesen remuneración por el ejercicio de esa responsabilidad. Igualmente no se han incluido en dichos entes públicos representación de trabajadores o vecinos, lo que hubiera propiciado un mejor y mayor control democrático de la gestión de dichas entidades y una planificación más ajustada a las prioridades sociales.

Esta, o cualquier otra modalidad de prestación de servicios diferente a la contratación de empresas privadas ahorra a la entidad municipal, además del 20% (más o menos) del beneficio que se embolsa el empresario,  la existencia de trabajadores en situación de precariedad (la contratación a través de entes públicos garantiza que sus condiciones laborales se ajusten a ley).


Esta es una diferencia, pero hay más.

La opción de promocionar el asociacionismo laboral entre los diferentes sectores de la localidad no ha sido suficientemente explorada, desechándola por ser, creo yo, simplemente diferente. La promoción del cooperativismo entre jóvenes y parados de larga duración, entre profesionales, entre emprendedores, garantizaría, además de que el mencionado porcentaje de beneficio empresarial se repartiese, un compromiso con el valor de la solidaridad en cuanto a reparto del trabajo. Este campo está por explorar en materia de empleo local, pero parece que la dinámica de automatismo administrativo y el excesivo carácter institucionalista de la izquierda hace que deseche estas opciones.
Personalmente apuesto  por ambas soluciones pues en mi opinión son una opción que la izquierda tiene en su mano para fomentar el empleo entre los y las trabajadores y trabajadoras de la localidad desde un concepto de justicia y redistribución.


La “excusa” del abaratamiento a través de la contratación privada, supone: por un lado, que si bajan los contratos, los salarios de los trabajadores bajan, pero no el porcentaje de beneficios. Una situación de precariedad y un clientelismo claro al verse que en la mayoría de empresas el trabajo se reparte ( no siempre, pero muy a menudo) entre conocidos o por referencias, sin tener en cuenta la posible precariedad social o necesidad. La misma cantidad que se abona a las empresas sería la que se utilizaría en las otras opciones, simplemente significaría un poco más de trabajo pero, ¿para qué se está en política sino para crear y no solo para gestionar?

martes, 8 de abril de 2014

¿ES POSIBLE UNA MAYORÍA DE CAMBIO EN EL CAMPELLO?

Después de veinte años (lo que la derecha mediática definiría, en otro contexto como “régimen”) de gobierno de la derecha, después de veinte años en los que nuestro municipio se ha hundido en una crisis (que, siendo similar a la del resto de poblaciones, nos afecta en mayor medida por la dependencia, por un lado, a la economía coyuntural del turismo y por otro, a la defenestrada del ladrillo)de la que la derecha es incapaz de sacarnos, es momento ( en mi opinión) de valorar la posibilidad de que se produzca, propiciándolo, un cambio de signo y valores políticos.
Es cierto (y no voy a ser yo quien lo niegue) que el descrédito de los partidos y de sus dirigentes es tal que, o produce apatía, o produce reacciones, la mayoría de las veces, favorecedoras a los intereses y estrategias de la derecha. Es cierto que la ciudadanía vive con distancia el “hecho público”, desde un papel secundario, pese a descansar sobre ella el “poder” ( un poder que no parece valorar ni considerar, dejándose llevar, desde esa apatía, hacia un terreno de “apoliticismo” peligroso, que solo conviene e interesa a los que conciben el hecho público como una productiva dedicación). Todo eso es cierto, pero la razón del futuro nos debe empujar hacia la “tagencialidad” en los proyectos políticos, propiciando programas fruto del acuerdo y el encuentro. Y no es menos cierta la más que evidente pluralidad política, pero igualmente, no es menos necesario el acuerdo para sacar al pueblo donde van a vivir nuestros hijos y nietos del marasmo mecanicista en el que ha caído la acción político-administrativa desarrollada a lo largo de veinte años.

La izquierda, término al que se ha querido y quiere vaciar de contenido, término que incluso es denostado por los que militan nominalmente en ella, sigue teniendo una significación clara para amplios sectores de la sociedad por asociarla a objetivos y luchas de emancipación, por la igualdad y la solidaridad, por la lucha contra la injusticia, por la defensa de lo público, en definitiva: por el bienestar de todos. La lucha contra un sistema que prima la posesión individual (ahora, el sálvese quien pueda individual)frente a los derechos propios de los y las ciudadanos y ciudadanas, sigue siendo necesario, por lo que la pretendida “superación” de izquierda y derecha es simplemente un argumento, o de la derecha, o de los que, militando en la izquierda política, piensan que su papel es meramente testimonial, siendo su gestión neoliberal por necesidad (o la gestión institucionalista mecánica).
En nuestro municipio, no podemos hablar de movimientos sociales en su sentido amplio. Más bien de movimientos vecinales unidos o pretendidos por determinadas opciones partidistas que, explotando asuntos concretos se reclaman “representantes” únicos y excluyentes de un determinado sector. Por lo tanto, la unión entre ciudadanía y organizaciones de izquierdas es difícil por no decir imposible. Pero no es ni difícil ni imposible que ese sector de ciudadanía todavía activa (desde el voto, desde la militancia e incluso desde la simpatía) se sume a un proyecto plural, pero unitario en los objetivos. La Unidad Estratégica entre ciudadanos y organizaciones de izquierdas ( sin purismos ni exclusiones), podría vertebrarse en la formación de órganos comunes (foros, plataformas, etc) que permitan el objetivo, no sólo de echar a la derecha de la institución, sino lo que es más importante: cambiar el rumbo social y económico desde una acción política comprometida con la democracia, la justicia y la igualdad ( concebida como igualdad de condiciones para el ejercicio de la libertad, y no como la concibe la derecha: igualdad teórica en la desigualdad practica)
Creo humildemente que, superando los intereses ( legítimos, pero alejados de los colectivos por la primacía de los partidistas) y anteponiendo la necesidad de superar veinte años de derecha, bien valdría una reflexión que, como antes decía, desde la inclusión (contrapuesta a la exclusión) y la pluralidad ( sin buscar la unidad, pero si la unificación de criterios), configurasen un escenario diferente de cara a 2015.

Creo que solo la unidad estratégica entre ciudadanía y organizaciones políticas puede abrir un nuevo espacio de encuentro que, además de incidir en la superación de la distancia ciudadanía-partidos, ofrezca un marco electoral, político y cívico que ilusione y movilice. Ahora bien, la pregunta es, ¿están los actuales representantes políticos dispuestos a aceptar la pluralidad más allá de la defensa de sus siglas, más allá de los intereses más o menos explícitos, más allá de los actuales círculos excluyentes que significan las organizaciones políticas?

14 de abril: Más que nunca, Republicanos.

La imagen que muchos y muchas ciudadanos y ciudadanas tienen, cuando se habla de la República, es el doloroso recuerdo de una guerra, aunque no sepan porqué se produjo saben que fue un dramático episodio de nuestra historia, aunque tampoco sepan que fue más dramático para unos que para otros. El régimen fascista/franquista se ocupó durante cuarenta años reescribir la historia de la memoria colectiva sobre el período republicano, un hecho que, después de treinta años de democracia liberal no ha sido resuelto.
Hablar de republicanismo en nuestros días es, no solo reivindicar unos símbolos y una memoria que, en demasiadas ocasiones, se nutre de un romanticismo fruto de aquel otro romanticismo que motivo a muchos y muchas a dar su vida por un ideal. Pero vivir de aquel romanticismo, de aquel “pudo ser, pero no fue”, no es positivo para el objetivo de los y las republicanos.
Evidentemente, el dolor no se cerró, pues el régimen fascista/franquista y su continuación, el régimen de democracia liberal hizo bien poco por superar el dramático momento histórico; incluso, y apelando a la reconciliación, se pidió y se pide a los “perdedores” que no abran heridas pidiendo reparación y dignidad para los asesinados por el estado fascista/franquista: ss lo mismo que si se pidiese olvido sin más para las victimas del genocidio nazi, algo que nadie se atrevería a hacer. Pero en España, el “hecho” franquista es justificado como “algo de nuestra historia”, siendo el “hecho” republicano como algo que hay que olvidar. Y la pregunta es, ¿porqué?.
El artículo primero de la constitución de 1931(“España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia”. “Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo”.)ya indicaba el compromiso de la naciente republica para con un elemento que dio y da significado al republicanismo: el concepto de ciudadanía, no solo desde un sentido normativo, sino en el sentido pleno de ciudadanía cívica, proactiva y protagonista de su presente y su futuro que el republicanismo confiere al término.
Solo hay que observar la sociedad en la que vivimos para ver en lo que la democracia liberal ha convertido la sociedad: un mercado de bienes poseídos y controlados por propietarios y empresas guiados por la pasión del beneficio y protegidos por un aparato público cada día más mínimo. De esa observación podríamos deducir que la democracia “no tiene contenido, aunque si tenga procedimiento“(Salvador Giner).
Es necesario que los republicamos recuperemos el compromiso pedagógico y que imbuyamos nuestra actividad cívica de republicanismo integrador frente a cualquier tipo de intención excluyente. Es necesario que, reivindicando el período de la segunda republica, lo hagamos desde ese objetivo dicotómico: recuperar la dignidad por los que cayeron a manos del fascismo/franquista y reivindicando la ciudadanía como concepto republicano dotado de pleno sentido y plena vigencia.
Desde los movimientos sociales no se pide otra cosa: reformar el sistema representativo, caminando hacia uno deliberativo, o lo que es lo mismo: republicanismo.

El debate sobre la corona, institucionalmente construida desde la imagen de que ella y no otra cosa es la que mantuvo unida España, ya no es posible. El papel jugado por el monarca fue el que fue, pero su tiempo pasó. La mera existencia de un Jefe del Estado ( aunque vaciado de contenido) es una anacronismo democrático, máxime siendo el actual Jefe del Estado la imagen de una imposición a los perdedores, cuyo mantenimiento condiciona cualquier intento de reformar el marco legal en el que vivimos. Pero la superación de la actual situación pasa por una movilización política de todos y todas y el establecimiento de una nueva estrategia basada en la cooperación y la pedagogía, huyendo del historicismo “militante”, y reivindicando los valores que el franquismo condenó al olvido e incluso al odio: ciudadanía responsable, participativa, crítica y decente.