lunes, 24 de marzo de 2014

UNA REFLEXIÓN EN TORNO A LA EDUCACIÓN

Estamos casi en el mes de abril, y eso quiere decir que al curso escolar le quedan dos meses, o lo que es lo mismo: se acabará el curso y se "afrontará" el próximo desde la resignación a que, los libros habrá que pagarlos (como sea...), el comedor habrá que pagarlo, porque si no se paga los padres no podrán trabajar o, en el caso cada día más común, no podrán buscarse la vida. Pero, comenzará el curso. Con quejas y lamentos de lo caro que está todo, incluso con algún que otro exabrupto, pero sin llegar la "sangre al rio".

Y mi reflexión está dirigida tanto a padres como a educadores: ¿qué vamos a hacer?. Las acciones simbólicas individuales no tienen, ni proyección ni repercusión, por lo que son inútiles. Pero las acciones colectivas, movilizaciones y tomas de postura parece que, ni están ni se las espera.

El curso pasado ya se intentó un plante con el asunto compra de libros, pero lo que se recibió por parte de padres (y algún educador) fue indiferencia; incluso algún educador se permitió el lujo de llamar en reiteradas ocasiones la atención a los alumnos que se retrasaban en aportar los necesarios materiales. Y, ¿entonces, que educación pública queremos, porqué protestamos e incluso hacemos huelgas?.

La resignación de los padres forma parte de ese nuevo espíritu al que el gobierno ha dado por llamar "mayoría silenciosa", pero la de los docentes ( sin ánimo de generalizar, pero haciéndolo) es, si cabe, más reprochable: ellos y ellas tienen en su mano la elaboración de materiales alternativos al igual que otros que, como parte de la lucha, están realizando una tarea fundamental: boicotear las editoriales, beneficiando a las familias. De poco o nada sirven los "bancos de libros", y no porque la iniciativa no sea en principio útil, sino porque se enfrenta con la despreocupación de las familias ( silenciosas). Aunque ésto no tendría que ser un condicionante para esos educadores comprometidos con la enseñanza pública.

Simplemente reflexionar sobre las formas y la estética; sobre lo que hacemos y su utilidad práctica en el día a día de las familias. Seguramente, si un colectivo de trabajadores y trabajadoras de la enseñanza se posicionase y plantase cara a la tiranía de las editoriales, por ejemplo, más de un padre o madre se les uniría.

Y termino. La lucha contra la violencia que el sistema está empleando para "embrutecer" a nuestros hijos e hijas tiene un ejemplo al que seguir: la marea blanca de la Comunidad de Madrid. No solo han logrado parar las privatizaciones, sino que han sumado a la ciudadanía a su causa porque han visto que, efectivamente, no se luchaba por mantener el empleo, sino por mantener un derecho. El cómo lo han hecho es algo que todos y todas tendríamos que emular como vía efectiva para concretar las reivindicaciones que se hacen en las movilizaciones. Mientras no sea así, se cubrirá el expediente y la conciencia, pero poco más.

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