miércoles, 26 de marzo de 2014

EL “FETICHE” DE LAS PRIMARIAS.

Me refiero, al término fetiche en su afección como objeto que trae suerte: amuleto. Los partidos políticos, fundamentalmente del arco social de la izquierda, parece que han encontrado respuesta a las reivindicaciones ciudadanas, cuando lo que han encontrado, en mi opinión, es un argumento para revivir su maltrecha imagen ante la ciudadanía: la ciudadanía, en su exigencia legítima de más democracia, lo que pide, además de que los partidos que, en principio la sustentan tengan practicas más democráticas, es que las instituciones que las representan también las tengan. Cuestiones como las listas abiertas en el ámbito electoral, la posibilidad de revocación de los cargos públicos, la rendición directa de cuentas, la reforma de la ley electoral, etc, forman parte de una agenda que, pese a las primarias, está todavía pendiente de abordar.

No obstante, tengo que decir que las primarias sí son un avance. Aunque pensemos que la cultura instalada mayoritariamente en éste país ( y digo pueblo o comunidad) es de bastante apática, con lo que habrá que seguir avanzando en éste instrumento de democracia, mejorándolo y normalizándolo en la vida cotidiana de la ciudadanía.


Evidentemente, que no solo se elija a un candidato, sino a una lista de forma directa es mucho más interesante. En el caso de un candidato, pensemos que será éste y la dirección del partido a que representa la que designarán la lista cerrada con la que concurrirán a las elecciones, lo cual resta credibilidad a la apuesta por una mayor democracia. En éste caso, se centra, de forma absolutamente presidencialista, en una persona en detrimento de la necesaria pluralidad, de ahí que para muchos se convierta el término y la practica en su fetiche para demostrar que se cree en la democracia aunque solo sea un instrumento, más propagandístico que democrático. 

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